25 noviembre 2016

Bernard E. Rollin sobre el estatus moral de los animales

Animal Ethics Blog


Los filósofos han demostrado que las razones estándar que se ofrecen para excluir a los animales del círculo moral, y para justificar que no se evalúe el trato que les damos con las mismas categorías morales y la misma maquinaria que utilizamos para evaluar el trato de los seres humanos, no pasan la prueba de la relevancia moral.

Razones históricamente santificadas como "los animales carecen de alma", "los animales no razonan", "los seres humanos son más poderosos que los animales", "los animales no tienen lenguaje", "Dios dijo que podíamos hacer lo que quisiéramos con los animales", han demostrado que no proporcionan ninguna base racional para no tener en cuenta los intereses de los animales en nuestras deliberaciones morales. Por un lado, aunque las afirmaciones anteriores pueden marcar diferencias entre los seres humanos y los animales, no marcan diferencias moralmente relevantes que justifiquen dañar a los animales cuando no haríamos lo mismo con las personas.

Por ejemplo, si justificamos el daño a los animales basándonos en que somos más poderosos que ellos, estamos afirmando esencialmente que "la fuerza hace el derecho", un principio que la moral está en gran medida creada para superar. Del mismo modo, si se nos permite dañar a los animales en nuestro beneficio porque carecen de razón, no hay motivos para no extender la misma lógica a los humanos no racionales, como veremos en breve. Y aunque los animales no tengan los mismos intereses que las personas, es evidente para el sentido común [sic] que ciertamente tienen intereses, cuyo cumplimiento y frustración les importa.

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